Inevitablemente, tendemos a comparar unos niños con otros. Ello, unido al hecho de que hoy en día tendemos a ir demasiado deprisa y a querer que nuestro hijo adquiera todos los hitos del desarrollo cuánto antes, provoca que como padres os sintáis preocupados si véis que vuestro hijo no anda cuando esperáis que lo haga.  

Sin embargo, no tiene porqué estar ocurriendo nada extraño en un niño de 12,14 e incluso 16 meses que aún no camine si observamos que es un niño con inquietud por explorar y moverse, que se sienta, se desplaza por el suelo, juega con sus juguetes etc. Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo y debemos respetarlo. Si bien, es conveniente adecuar la casa proporcionándole espacios donde pueda moverse libremente, gatear sin peligros, encontrar objetos a los que agarrarse para ponerse de pie y dar pasos de lado agarrado a los muebles.

No debemos abusar de la infinidad de sistemas de sujeción de los que se disponemos en casa (cucos, hamaquitas, tronas, correpasillos…)

Puede parecer que a muchos bebés les gusta estar de pie porque se muestran contentos en esta postura, pero no es bueno forzarles a ello si no están preparados. En algunas ocasiones esto aparecerá por un aumento del tono en miembros inferiores, que hará que el niño ponga las piernas muy extendidas dando la sensación de que quiere estar de pie.