La evaluación psicopedagógica la realiza en las etapas de infantil y primaria los orientadores de los EOEP (Equipos de orientación y evaluación psicopedagógica) y se centra en la evaluación de los problemas académicos del alumno. En cambio, la evaluación neuropsicológica va un paso más allá y trata de identificar y estudiar los procesos cognitivos que se asocian con esas dificultades y de qué manera están interfiriendo en el correcto proceso de aprendizaje en el aula.
En muchas ocasiones, también nos permite descartar que el aspecto cognitivo sea la causa de las dificultades, pudiendo apuntar a causas más de tipo emocional o motivacional. Una vez completada la evaluación, el neuropsicólogo redacta un informe con pautas y recomendaciones para la escuela y la familia y diseña un plan de trabajo personalizado con el menor en caso de que se estime necesario.