El Trastorno del Espectro Autista, como su nombre indica, abarca un continuo de alteraciones que tienen características comunes pero pueden diferir de un caso a otro. Para plantear este diagnóstico, la niña debe cumplir una serie de criterios, recogidos en las siguientes áreas.
Comunicación y lenguaje: un caso de autismo puede no adquirir las habilidades lingüísticas necesarias para la comunicación oral y requerir el uso de algún método de comunicación alternativa. Otros casos, pueden desarrollar lenguaje coherente y adecuado a su edad. Sin embargo, a nivel pragmático sí suelen presentar alteraciones. Pueden hablar cuando no les corresponde o ser muy monotemáticos, no respetar los turnos en una conversación y tener dificultades para comprender los dobles sentidos y las bromas.
Interacción con iguales: hay niños con autismo que requieren una especial supervisión para fomentar la relación con compañeros, mientras que otros pueden establecer buenas relaciones con compañeros y amigos. No obstante, es probable que muestre dificultades a la hora de ponerse de acuerdo para un juego y seguir las normas que establecen los otros.
Intereses: algunos niños con diagnóstico de trastorno del espectro autista se focalizan únicamente en un tema, siendo muy obstinados a la hora de cambiar su foco de atención. Sin embargo, otros pueden ir ampliando su abanico de temas y cambiando fácilmente de uno a otro.
Asimismo, dado que es un diagnóstico complejo, será necesario supervisar la intervención que llevarán a cabo los profesionales implicados y valorar la evolución de la niña de acuerdo a un plan de trabajo individualizado.