De forma subconsciente, los componentes de nuestras articulaciones (músculos, tendones y ligamentos) junto con la visión y el equilibrio envían constantemente información al cerebro acerca de la posición del cuerpo con respecto al entorno. Esta información permite a nuestro cerebro fabricar respuestas, dando como resultado la ejecución de movimientos precisos. Toda esta información es la propiocepción, y la consideramos un sentido más de nuestro cuerpo.
En resumen, es la consciencia de la propia postura corporal con respecto al medio que nos rodea. Desde el área de fisioterapia, con el trabajo propioceptivo se pueden reeducar estas estructuras antes mencionadas, con el objetivo de favorecer las respuestas automáticas y reflejas, ya que sin la propiocepción, no podríamos movernos.