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¿Por qué mi hijo agarra mal el lápiz?

Esta pregunta es frecuente entre los padres de niños que cursan la educación primaria, donde hay mayores exigencias a nivel escolar: copiar lo que aparece en la pizarra, tomar dictado, responder un examen a una velocidad aceptable, etc. Estos son ejemplos de situaciones que generan en el niño ansiedad, temor, nervios o dolor en su mano si éste no posee un agarre adecuado.

El niño sigue 2 leyes en su desarrollo: la céfalo caudal y la próximo distal. Ésta última quiere decir que el niño va madurando desde el centro del cuerpo hacia las puntas de sus extremidades, por eso los bebés mueven primero todo el brazo de forma global antes de tener control sobre lo que hacen con sus dedos. Por lo tanto, el control que tengamos en el hombro afectará a nuestra manera de agarrar el lápiz.

Esta pinza suele aparecer por primera vez en el bebé cuando comienza a gatear y a sentarse por sí mismo. Por eso es importante que favorezcamos desde bebés la libertad de movimiento y experimentar todo tipo de posturas (prono, supino, volteos, rapteos, etc) de una manera natural, sin forzar su aparición. La inmadurez o saltos evolutivos,  junto a la posibilidad de problemas sensoriales como pueden ser dificultades en el procesamiento táctil, vestibular y propioceptivo, provocarán dificultades en el niño como mala postura al escribir, excesiva tensión para coger el lápiz, pinza no adecuada, cansancio, mal trazo…

Desde Terapia Ocupacional, se fomenta que el niño realice actividades que potencien su independencia y le ayuden a desarrollar destrezas que más adelante le servirán para adquirir habilidades como el agarre adecuado del lápiz, ofreciendo experiencias manipulativas y sensoriales al niño; así como dando responsabilidades acorde a su edad, recordando que el desarrollo es continuo e individual.